martes, noviembre 07, 2006

Nana





Déjame escribirte eternamente
aunque acaricies mis labios con tu pretexto de nana…
A veces el calor carcome mi sueño repetido,
no es necesario que me cobijes,
ni me hagas contar ovejas,
ni formules una fábula no creíble…
Prefiero dormir desnuda…
los fantasmas me abrigan,
me susurran versos de aquellos días…
(los días innombrables)
Esos que los dos sabemos,
y los dejamos en esa escalera paralítica…
para que el efecto aerobio los oxide…
¿podrá la atmósfera dispersar las células?..
Sí, yo también creo que no.
(la viscosidad es el hilo en que pendemos)
Pero eres tú, querida nana, que lo sabes todo…

Me gustó la historia esa del otro día…
aquella que la princesa descubría que el amor no existe…
Ah! siempre preferí historias homólogas a mi tiara,
las más reales… sin telarañas, sin testigos.

Ya te dije que no es bueno comer antes de abrazar el dulce catre…
deja mecerme en tu incorporeidad siniestra
aunque mi palma ya no sea tan fresca
y la lengua, un tic tac vicioso que no quiere hablar
Nana… deja de rondar mi guillotina azul
pues me tienta el abismo de ramas óseas…

No quiero fábulas. Ni acres cobijas…
Quiero tu boca aferrada a la mía…
Deja que ahora tu niña te cubra de lirios
Como éste numen… indescifrable siempre…
Caótico…
Nuestro…

(aunque mi péndola ya no sea poetisa)

2 comentarios:

Angélica dijo...

Dina, muchísimas gracias por visitarme en la red.

Precioso tu blog.

Y tu poesía, siempre, introspectiva. Eso se llama riesgo.

Saluditos,
A.

Angélica dijo...

Tu blog también está linkeado en el mío.

Saludos,
Angélica