sábado, marzo 22, 2008

Lisis




Quisiera que sientas
el dolor en las ramas,
el hambre del tren a su paso,
el grito de la niña
cuando viola sus muñecas.
ooo
Esto de abrir las piernas
es tan siniestro
como crear bocas en mis manos.
ooo
Es lastimero esto de esperarte
d _ i _ s _ p _ e _ r _ s _ a
para dormir enredada en los árboles.
ooo
A veces soy el florero de todas las salas
alojando dientes en tus costillas.
ooo
Qué bueno es esto
de abandonar los ojos en el baño.
ooo
Imagen: Ciudad de los cajones, Dalí

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Ehmmm... me gustan estos poemas/piernas, "el grito de la niña cuando viola sus muñecas" es una buena imagen, muchísima mejor que otras del mismo poema, aparte que también se puede pensar en el precoz suicidio de la niña. Lo malo es que el poema crece y después decae en la otra línea, pero eso se mejora corrigiendo. Me gustó el final también.

Saludos al "Fuguetito", aunque preferiría que fuera un "Lemebelcito" antes que el otro difunto.

Y saludos también al operador político de nombre siniestro.

Y por supuesto besos a tus piernas pecosas, aunque no tengan pecas.


VM

Dylan Forrester dijo...

Qué descarno y hermoso:
/Esto de abrir las piernas
es tan siniestro
como crear bocas en mis manos/
quizá estas bocas siguen aguardando por ahí y todavía una caricia obscena y atroz. Me sumo a esta posibilidad.

Besos,Dinita...

Angélica dijo...

Me vino la palabra encarnada al término de este poema. Hablar desde el cuerpo es una forma de unidad también, y que a ti te resulta espontánea, quizá porque allí se concentran las emociones más primitivas, defensas, agresiones.

Tu voz es realmente como el hambre del tren a su paso.

Ange

Anónimo dijo...

traduzido al portugués en incomunidade.