Era mi rodilla el bastón hambriento de polillas,
precaria, trémula, descansada de iglesias,
porque mi realidad cuando pasó
era sólo una sospecha…
Las luciérnagas no necesitan interruptores
ni faros que guíen su caída al abismo;
mi lluvia suicidó la lumbre y los espejos.
Porque mi realidad siempre venía
absorta y enredada en camillas blancas.
Era mi sonrisa la oreja de Van Gogh
en un florero de mi estancia,
reía luego de las visitas y los tentempiés;
porque mi rostro era una simulación
de edificios y autos estacionados,
porque el mar no es mar
sin mis huesos atados como madrépora en el fondo,
porque el amor no es amor
desde que muero por costumbre ilícita
y me resucitan por limosna en los barcos.
Era falda y dedo gangrenado al filo de la luna
alimentaba a los peces del dios mudo y ahorcado,
del dios que parió panes en un cuento de ogros;
porque mi fe se cayó con los dientes de leche,
y en el sudor de un niño en el semáforo en rojo.
Era una muñeca de porcelana con afeites de tulipanes,
pero otras muñecas rompieron sus rieles,
porque mi realidad cuando pasó
era una sospecha
roja, cancerígena,
mundana.
precaria, trémula, descansada de iglesias,
porque mi realidad cuando pasó
era sólo una sospecha…
Las luciérnagas no necesitan interruptores
ni faros que guíen su caída al abismo;
mi lluvia suicidó la lumbre y los espejos.
Porque mi realidad siempre venía
absorta y enredada en camillas blancas.
Era mi sonrisa la oreja de Van Gogh
en un florero de mi estancia,
reía luego de las visitas y los tentempiés;
porque mi rostro era una simulación
de edificios y autos estacionados,
porque el mar no es mar
sin mis huesos atados como madrépora en el fondo,
porque el amor no es amor
desde que muero por costumbre ilícita
y me resucitan por limosna en los barcos.
Era falda y dedo gangrenado al filo de la luna
alimentaba a los peces del dios mudo y ahorcado,
del dios que parió panes en un cuento de ogros;
porque mi fe se cayó con los dientes de leche,
y en el sudor de un niño en el semáforo en rojo.
Era una muñeca de porcelana con afeites de tulipanes,
pero otras muñecas rompieron sus rieles,
porque mi realidad cuando pasó
era una sospecha
roja, cancerígena,
mundana.
4 comentarios:
Ya lo había leído; pero ahora, todo completo en un solo cuerpo, es capaz de arder mucho más que como brazas dispersas.
Este poema me gustó; me encantó.
Sigue avivando esa pasión; que no se consuma!
Nos vemos! Un abrazo!
Me sigue impresionando tu atisbo para urdir tus metáforas, holladamente orgánicas en tu poesía.
Un abrazo...
OLá Dina,
aqui visitando-te, conhecendo teu espaço. Tudo muito bonito aqui,o blog, a poesia, és uma grande poeta.Muitissímos Parabéns!
Adicionei-me como seguidor e estarei voltando sempre.
abraço terno a ti.
daufen bach.
Bello blog, Dina. Impera el surrealismo onírico y las imágenes dramáticas de tus versos completan el clima.
Besos.
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