
Muñecas
Cuando tenía las manos
homólogas a una libélula,
insignificantes búhos
musitaban cien fábulas
por cada vírgula
que escondía mi palma...
Luego corría
-con mis pies breves-
a despertar sin calma
de sus tïbios catres
a mis niñas sin alma
con caritas de porcelana
y esqueletos de harapos...
Y me pasaba el día
contándoles aquellas fábulas
pintándoles de color hada
las risas que les inventaba...
Con el tiempo crecieron
los pies tan breves
las manitas estrechas;
sus cíclopes me estrujaron
los búhos parlanchines
y vi la orbe, sus llagas...
y ya no tejí trenzas
en mis niñas sin alma,
ya los cuentos quedaron
en sus atavíos de tul,
distantes, cual vestigios,
como sus voces... mudas...
Y hoy me pregunto:
¿Cuándo fue que exilié
a mis muñecas de fe?
11:46 p.m. 10/05/2006
1 comentario:
Este me encanta, es un poema muy lindo, con sentimientos y nostalgias muy profundas...
Realmente me conmueve..
tu amigo.
-JG
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