martes, septiembre 02, 2008

Anemia

Imagen: dentro de tus ojos - Linda Bergvist





Equivocados mis sismos
y la ventana de tu ojera.
La nostalgia es daga huérfana
en tus costillas de aserrín.
No soy el reflejo paupérrimo
en tu copa de liquidaciones.
Incorrectas la cuerdas
que rasguean tu nombre
como el filo cansado
de un bisturí.
Romper las murallas de tu vientre
no te aleja del cementerio,
de la ausencia barroca
de fémures, de raíces.
No basta mi bolsillo
de espantapájaros
ni la terquedad barata
del exilio de Venus...
siempre el monte
siempre la llovizna ácida
en los cajones de máscaras
siempre apoderándome
del canal azul de las estampillas.

Unos con falta de sangre,
mientras la pupila de la muñeca
regurgita esos litros de más
que me atan al cordel del ombligo.

21:30 02/09/2008

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Cómo me gusta esa capacidad tuya para dejarte llevar... para "alucinar(te)"!
Poesía que va más allá del cuerpo y los sentidos.

Un abrazo.

José Ángel Corona dijo...

COincido con Omar, es el arte de la sensacion, del sentir.

Nos vemos! Un beso!

Angélica dijo...

Estaba pensando... tu relación con la medicina, con la cura; tu relación con la poesía, ¿tendrá algo que ver?

Creo que sí. Que decir es una forma de sacarse la enfermedad del cuerpo, ponerla afuera y trabajarla. Quizá ronda por ahí la idea de un flagelo, un algo extraño que te carcome por dentro y que es necesario conjurar hasta el último respiro.

Tu poesía respira; exuda el cáncer del sinsentido. No sabe otra cosa que sentirse.

A