viernes, octubre 26, 2007

Necrofilia


La boca ha muerto:
¿a qué te sabe mi lengua formolizada?
aún serpenteante
vaporizando espermas
cobijando vástagos mitóticos..
sus papilas insomnes...
¿a qué te saben estos dientes cianúricos?
y su calco de juguete-de-niño...
mis besos rancios
aferrados a mutismos
su océano letárgico
filtrando hálitos
¿a qué te sabe mi labio de escalera?
pestañeando rayos
_______________y anélidos
mi complejo de ofidio ruidoso
la cicuta en mi vientre caduco
qué batiscafo podría
degollar la cantimplora arúspice
de la mirada tardía
¿a qué te sabe mi guión de puta
sembrando uñas junto a las lápidas?

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Dina!

Esta es la primera vez que estoy visitando un sitio en Ecuador.
Eis que estoy en tu blog pero no quiero comentar sobre necrofilia mas sobre tus poemas en general, los quais son muy bellos.
Recibe mi cordial saludo desde Brasil
Geraldo

Carlos Julio dijo...

Hola Dina

No sé si estás abstrayendo una escena imaginaria, o estás detallando un evento personal de dúo.

Rebelde, sincera, atrevida, no convencional, auténtica.

Cómo barajas los sinónimos y tus cortos versos agachados, explican tanto y profundo...

Como decimos los guayacos (y me entretengo con los vulgarismos) ¡Profeshora...!

Saludos cordiales y un abrazo de un guayaco en Manta.

Carlos Julio

Dylan Forrester dijo...

Qué penita, no poder decirte por aquí a qué me sabes...

Besos...

Andrés Emilio dijo...

La muerte tiene tantas versiones... me sumo a Benedetti y suspiro. Gracias a Dios, a nadie aún se le ha ocurrido privatizarla.

Siempre me gustaron subir escaleras o pasos a desnivel, es casi inevitable. Imagino que debe ser estimulante que cada escalón este repleto de labios.

Gracias por tu poesía poderosa.


Saludos desde La Tramontana.